lunes

La Pretensión de Significado


Sí, confieso haber cometido desvaríos.

Faltas varias, algunas impunes.

Crímenes y agravios contra mi propia persona

guardan un lugar especial en mi condena.


No, no niego haberte hecho daño.

Haberlos desdeñado como malos,

perdidos y desordenados.

Mientras hacía un gesto en decadencia.


Pero siempre se empuña más firme

y se lanza el brazo con más destreza,

cuando se voltean los ojos

y se mira dentro de la cabeza.


Sin modestia digo que juro haber hecho bien,

con la frente arrugada repongo, al menos lo intente.


Fue la consistencia un saco de piedras.

A veces al hombro, a veces a la cabeza.

Hasta que cayeron delante

Y mis pies tropezaron con ellas.


Pero admito nunca haber cometido peor error

que creer en mi propia grandeza,

o para lo que vale, en la de cualquiera.

En el significado que me supera.


Creencia, que es en verdad olvido.


Olvido que mi hazaña más grande

es sólo un grano en la arena.

Que el más vil engaño

Es gota de agua en la niebla.


Que existo, pero soy minúsculo.


Los ínfimos gramos que no cobra la cajera.

Los infinitos decimales a la extrema derecha.


Olvido, que es en realidad pretensión.


Pretendo que significa algo esta experiencia.

Que las repercusiones son mi consecuencia.

Pretendo que no pretendo

y que la gloria y la pena no son más que referencias.

Gustavo Maldonado



"...y el universo del hombre que es un universo dentro de quién sabe cuántos universos, que tal vez - y se acuerda de haberlo leído - es solamente un pedacito de la suela del zapato de un niño cósmico que juega en un jardín (cuyas flores serían naturalmente las estrellas). El jardín forma parte de un país que forma parte de un universo que es un pedacito de diente de ratón apresado en una ratonera puesta sobre la masa de un desván en una casa de arrabal. El arrabal forma parte... Un pedacito de cualquier cosa pero siempre un pedacito, y la magnitud es una ilusión que casi da lástima."

Julio Cortázar

martes

Al Árbol




No existe mayor tristeza,

que la tristeza de un árbol.
Su corteza por los años arrugada
escribe historias sin finales.

El nunca se involucra, es su maldición.
No puede distorsionar las cosas
amoldarlas a su emoción.

Perturbados, caminan a su alrededor,
que dicen como es el mundo,
lo explican sin verdad pero con razón.

No son concientes ellos
de la esclavitud de su condición.

Lágrimas de sábila llueve tu interior,
porque ves los desaires
que frustran al corazón.

Agitas fuerte tus ramas,
con la inconsolable intención,
de que sepan los hombres
que las cosas son, siempre como son.

G.M.






"Entre la certidumbre de que todo es una gran trampa, una broma
descomunal, y que demonios estamos haciendo aquí, y que es aquí,

Y la esperanza de que las cosas pueden ser diferentes, deben ser
diferentes, serán diferentes;

Entre lo que no queremos ser más y hubiéramos preferido no ser, y lo
que todavía querríamos ser,"

Roberto Fernández Retamar

domingo

Mi cuna, la luna.


Mi cuna, la luna,

arrulla blanca, arrulla.

Tímida alumbra mis sueños enfangados.


Fatigado latidor prefiere la penumbra,

no sea que filosos detalles me susurren al oído

fantasías peligrosas.


Dame la miopía para no ver lo grotesco.

Tímida alumbra la lluvia en mi mejilla,

acaricia y deforma mi rostro,

apaga letras y hazlo ininteligible.


Tímida me gustas más.

Arrulla blanca, arrulla,

deforma las sombras que atragantan.


Y te acaricio borrosa,

no sea que tus facciones filosas escriban en mis manos:

"Te veo sin tachones, ni ruidos, ni dolores.

Te veo en luna llena."

jueves

Y una Hormiga


Un banquito de concreto, alrededor de un árbol y una mirada al azul entre el verde. Las voces pasajeras claman por atención, mientras crecen a un lado relatando una historia ya comenzada y lentamente se despiden mientras se desvanecen en el fondo, retazos de historias que no se siguen una a otra, no comparten a sus narradores ni a sus personajes.


Entre historias incompletas, cada dos menos cuarto comienza un nuevo viaje. El azul y el verde se posan sobre la cabeza y los ojos se enfrentan a otros ojos. Repentinamente, la pupila se dilata, las siluetas se desenfocan; el fondo deja de ser fondo y pasa a primer plano. Un horizonte que muchos prefieren catalogar como ficción y no realidad; un cuadro que me recuerda todos los días lo fácil que es apuntar un dedo y lo difícil que es ver el pincel en la mano. Todos pintamos, algunos al óleo, otros en acuarela, cada quien tiene su técnica, sus colores y sus herramientas, pero jamás, JAMÁS se debe olvidar que el lienzo lo compartimos.


Izquierdo, derecho, izquierdo, derecho, izquierdo, derecho dictan los pies, mientras se escucha a cada otro par de zapatos cantar la misma tonada a diferentes ritmos. Pronto en las paredes, tapizadas de quejas, pedidos y ofrecimientos, retumba el eco de los pasos, que solamente se apaciguan cuando alcanzan un numero y una letra. Una puerta y detrás de la puerta, grafito y papel como protagonistas. Palabras flotan en el aire, buscando asidero en la mente de alguno. Chocan ideas, en el mejor de los casos y se levanta un hombre diferente al que se sentó.


Ya transcurrieron sesenta segundos, noventa veces seguidas, y de nuevo vibran las paredes, de nuevo su tapizado es ignorado y de nuevo los zapatos se reparten en todas direcciones. Con ritmo invariable, cruzo el espacio, repleto de otras historias incompletas y ahora, yo soy el pasajero. Dos colores no me abandonan y emprendo el regreso al lugar donde los conocí.


Un banquito de concreto alrededor de un árbol y una hormiga, que de mi hoja a mi lápiz y de mi lápiz a mi mano, me recuerda humildemente que, yo también, soy una simple hormiga en este universo, pequeño pero existente, pequeño pero significativo; pequeño y al mismo tiempo, inmensamente grande.

domingo

Caricias Insuficientes


Así lejana. Me permito tocarte, recorrerte con la mirada.
Son tantos los secretos que nos contamos; yo y tu sombra fugitiva.
Y me pinta los ojos y la lengua; con grises gentiles y brochas en las manos.
Y cuando el peso de la incoherencia flaquea mis rodillas, te suelto
sin reproches ni remordimientos; tu sombra no pesa tanto.

Así cercana. Te respiro, trato de respirarte.
Pero no se abren mis pulmones hundidos en tu tormenta y tu marea.
Salpica tu piel cientos de colores, de pintura aceitosa que resbala en mis sentidos.
Y cuando lo burdo de tu realidad desagrada a mi sentido del olfato, te suelto
sin verguenza ni culpa; mi sombra no pesa tanto.

Son siempre caricias insuficientes las que puedo dar.

sábado

"Entonces, ¿qué hemos de elegir?¿El peso o la levedad?"

Y si me repito-Ysimerepito, entonces me frustro-mefrustro. Ser consecuente pesa mucho-pesademasiado. Una verdad dicha mil veces se vuelve solida, dura e insignificante. Es por su propio peso que besa el suelo, lo acaricia y la caricia se vuelve violenta, porque se te avalancha el piso y ya no puedes separarte.
APLAsta y APLAna. y la verdad dicha mil veces-dichadiezcienunmillón es otro rectángulo de cerámica más que pisamos-otropedazodecerámicamásqueignoramos.
Ese es el peso-Ese es el peso, el peso te dezaparece.
¿Que son 50 muertos? una masacre.
¿Que son 50 muertos cada fin de semana? un suceso, la última página. Un gesto de indignación sin par emocional alguno.

Y si no me repito. me aliviano, me vacío. Ser inconsecuente no pesa y es una carga inmensa. Ser inconsecuente no me ata a nada y me encadena a cada una de todas las cosas. Una mentira dicha una vez es suave, endeble, descansa en una nube que se le escurre entre los dedos, porque nada es menos denso que lo singular, que lo único, que lo efímero.
Se eleva. y una mentira dicha, las veces que ya dije, es sólo un punto en el cielo, una estrella fugaz que existe por tres segundos.
Eso es la levedad, y te dezaparece.
¿Que son 50 muertos? Una masacre
¿Que son 50 muertos en la historia? datos, tinta negra en pesados libros de historia llenos de "ligeresas".

¿Me aplano o me elevo? Entre el peso y la levedad queda el resto.


"Sólo una cosa es segura: la contradicción entre peso y levedad es la más misteriosa y equívoca de todas las contradicciones"
Milan Kundera.

domingo

Pienso que siento.

. . . Pienso que siento. -Porque sólo sintiendo se acelera el corazon, inhalo y se densa el aire- se apura la sangre para animar a los invitados en la cabeza, que en segundos olvidaron como verbalizar, como ser coherentes pero aprendieron con premura a idiotizarse entre frases desprendidas de vidas falsas.
Porque sólo sintiendo te comprimes el pecho sin usar las manos ni los brazos.

Si pienso que siento, siento, yo siento, creo. Primero pienso, luego creo. Y ahora que creo, ya no estoy tan seguro que siento.

Pero para sentir, se tiene que sentir algo. No se puede sentir la nada; una caricia es un roce en la piel, una mirada son luces que rebotan, un perfume son particulas volátiles, que a veces huelen a tu piel, una risa son vibraciones que maraquean algun huesecillo y un sabor... ¿a que sabe la ausencia de sabor? ¿a que huele la soledad? ¿como toco la nada? y ¿por qué la llevo adentro?

Tal vez mis emociones desafían las leyes de la física. Ahora pensandolo, fuese estupido que se rigeran por ellas, quien habra escuchado que el amor es atraído con una fuerza de 10 m/sª hacia abajo. Carajo! estoy pensando de nuevo.

Y que se jodan Einstein, Newton y Edison porque siento nada. Y la nada huele a mierda. La nada desenfoca.

Y sonrio con una mueca maltrecha mientras deambulo y sigo caminos y sigo costumbres y sigo y sigo y sigo. Solo añoro entre tanto y tanto poder acostarme bajo un arbol y mirar el azul entre el verde.
Las piedras no sienten,
las piedras no tienen que sonreir, ni preguntar "¿como estas?",
las piedras no generan expectativa,
las piedras se rigen por las leyes de la física,
las piedras no sienten.

Creo que me aturde el silencio y de verdad me gusta mirar el azul entre el verde. Mejor me quedo.


"Debo la tristeza a algo
que se volvió humo dentro de mí
persigo el sonido que no recuerdo
como un loco busca desde hace años
el sitio donde dejó enterrada su luz"

Arnaldo Acosta Bello