lunes
Amaranta de León
Las manos limpias, tan limpias.
viernes
Alodado
Hoy mis pies se ven diferentes,
más delicados, con brillo de porcelana.
Y la angustiosa mirada de perro mojado.
Su silueta esbelta se ve más menuda hoy,
como una bailarina luego de un terrible accidente.
Frágiles y apenados, no sé si perdonarlos
por caminos violentos haberme llevado.
No vacilaron su andar, sin esquivar piedras y charcos
y al dar un traspiés rieron al verme caer.
No sé si por arrepentimiento o por miedo a ser destajados,
se enrollan acurrucados uno sobre otro.
Pienso cambiarlos por otro par de manos,
son ellas más dóciles a mi mando.
Pensándolo bien, con cuatro manos,
podría poco andar, y mucho hacer.
Entrego los tarsos calcinantes
Antes que engullan mis tristes anhelos.
Renuncio a ellos por las lágrimas enlodadas
y la vil complicidad.
Por llevarme a donde no quiero ir.
martes
Diagnóstico de Obsesión.
Creo estar obsesionado,
ya no estoy seguro que sea Amor.
Porque me pesas y pesas
y casi siempre en la cabeza.
Me gotea siempre tu idea,
a veces azul, a veces roja, a veces blanca,
entre caminos repetidos
y rugosas sabanas.
No estoy seguro,
pero sospecho,
que no es en el pecho
el artífice de este movimiento.
Así soy y así te quiero.
Te quiero mi princesa,
de cabellos largos y trenzados.
De ubicación cósmica,
muy por encima de las olas y la mar.
Y no miro de cerca,
ni toco más allá de rozar,
no sea que mi atrevimiento
te haga fallar.
Y extraño, no porque te haga hermosa
sino porque te hace no cambiar,
tu sonrisa infantil
y la mirada fugaz.
Así soy y así te sufro.
Ay! Como mata la indiferencia.
¿Por qué no me quieres odiar?
Para darte alas,
que la verdad no pueda tronchar.
No dejes que mi iris
se incendie con tu calma.
Dame los grises malditos,
que no provocan ni furia ni gritos.
Y toco la puerta o la ventana,
con nieve en la frente.
Esperando poder,
el vidrio estallar.
Así soy y así voy.
Tal vez, no lo sé, pero creo
que esto es, ya, ningún Amor.
No es el corazón, sino el pensante,
el que desvaría mi caminar.
Gustavo Maldonado
lunes
La Pretensión de Significado
Sí, confieso haber cometido desvaríos.
Faltas varias, algunas impunes.
Crímenes y agravios contra mi propia persona
guardan un lugar especial en mi condena.
No, no niego haberte hecho daño.
Haberlos desdeñado como malos,
perdidos y desordenados.
Mientras hacía un gesto en decadencia.
Pero siempre se empuña más firme
y se lanza el brazo con más destreza,
cuando se voltean los ojos
y se mira dentro de la cabeza.
Sin modestia digo que juro haber hecho bien,
con la frente arrugada repongo, al menos lo intente.
Fue la consistencia un saco de piedras.
A veces al hombro, a veces a la cabeza.
Hasta que cayeron delante
Y mis pies tropezaron con ellas.
Pero admito nunca haber cometido peor error
que creer en mi propia grandeza,
o para lo que vale, en la de cualquiera.
En el significado que me supera.
Creencia, que es en verdad olvido.
Olvido que mi hazaña más grande
es sólo un grano en la arena.
Que el más vil engaño
Es gota de agua en la niebla.
Que existo, pero soy minúsculo.
Los ínfimos gramos que no cobra la cajera.
Los infinitos decimales a la extrema derecha.
Olvido, que es en realidad pretensión.
Pretendo que significa algo esta experiencia.
Que las repercusiones son mi consecuencia.
Pretendo que no pretendo
y que la gloria y la pena no son más que referencias.
Gustavo Maldonado
"...y el universo del hombre que es un universo dentro de quién sabe cuántos universos, que tal vez - y se acuerda de haberlo leído - es solamente un pedacito de la suela del zapato de un niño cósmico que juega en un jardín (cuyas flores serían naturalmente las estrellas). El jardín forma parte de un país que forma parte de un universo que es un pedacito de diente de ratón apresado en una ratonera puesta sobre la masa de un desván en una casa de arrabal. El arrabal forma parte... Un pedacito de cualquier cosa pero siempre un pedacito, y la magnitud es una ilusión que casi da lástima."
martes
Al Árbol
No existe mayor tristeza,
que la tristeza de un árbol.
Su corteza por los años arrugada
escribe historias sin finales.
El nunca se involucra, es su maldición.
No puede distorsionar las cosas
amoldarlas a su emoción.
Perturbados, caminan a su alrededor,
que dicen como es el mundo,
lo explican sin verdad pero con razón.
No son concientes ellos
de la esclavitud de su condición.
Lágrimas de sábila llueve tu interior,
porque ves los desaires
que frustran al corazón.
Agitas fuerte tus ramas,
con la inconsolable intención,
de que sepan los hombres
que las cosas son, siempre como son.
G.M.
"Entre la certidumbre de que todo es una gran trampa, una broma
descomunal, y que demonios estamos haciendo aquí, y que es aquí,
Y la esperanza de que las cosas pueden ser diferentes, deben ser
diferentes, serán diferentes;
Entre lo que no queremos ser más y hubiéramos preferido no ser, y lo
que todavía querríamos ser,"
Roberto Fernández Retamar